REFORMA Y CONTRARREFORMA.

 

Reforma y contrarreforma.

La Reforma fue un movimiento religioso y social que comenzó en el siglo XVI, liderado por figuras como Martín Lutero en Alemania y Juan Calvino en Suiza, y tuvo como objetivo reformar la Iglesia Católica. Este movimiento surgió como una respuesta a las prácticas y creencias de la Iglesia de la época, que muchos consideraban corruptas o alejadas de los principios cristianos originales.

La Reforma de Lutero.

En 1517, Martín Lutero cuestionó la validez de las indulgencias en la capilla de Wittemberg, alegando que su venta era ilegítima. A pesar de ser denunciado por los dominicos y excomulgado por el Papa León X en 1520, Lutero rechazó el papel de intermediarios del clero, defendió la interpretación personal de la Biblia y afirmó que la fe, no las obras, es lo que salva al ser humano. Su mensaje resonó entre muchos príncipes alemanes y campesinos, quienes se unieron a su causa, buscando una iglesia más austera y reformando la estructura social al reclamar las riquezas de la Iglesia. Esto llevó a la percepción de un cristianismo más puro, donde, por ejemplo, los clérigos protestantes podían casarse.

La Reforma fuera de Alemania.

Después de la muerte de Lutero en 1546, los protestantes se radicalizaron, destacando figuras como Ulrico Zwinglio y Juan Calvino, este último creador del calvinismo, que enfatizaba la predestinación, donde las obras no determinan la salvación. El calvinismo se expandió por Suiza, Holanda, Escocia (presbiterianos), Inglaterra (puritanos) y Francia (hugonotes), mientras que en España ganó influencia el erasmismo.

En Inglaterra, el rey Enrique VIII, que al principio condenó a Lutero, rompió con el Papa al no conseguir la anulación de su matrimonio. En 1534, mediante el Acta de Primacía, estableció la Iglesia Anglicana, convirtiéndose en su única autoridad, creando así una iglesia nacional que perdura hasta hoy.

La contrarreforma.

La Contrarreforma fue la respuesta de la Iglesia Católica a la división provocada por la Reforma Protestante, especialmente en el Norte de Europa. Comenzó en 1545 con el Concilio de Trento, convocado por el Papa Paulo III, donde los cristianos que no aceptaron las reformas luteranas se reunieron para discutir cambios en la Iglesia. Este concilio, que duró hasta 1563, reafirmó la Biblia como el texto único de la Iglesia, definió los sacramentos y estableció seminarios para la formación de sacerdotes.

El Concilio de Trento buscó frenar el avance del protestantismo y consolidar el catolicismo, recopilando sus disposiciones en la "Profesión de la Fe Tridentina". A nivel espiritual, surgió el misticismo, que promovía una conexión más cercana con la divinidad a través de la meditación. Además, se fundó la orden de los Jesuitas por Ignacio de Loyola en 1534, un movimiento destinado a recuperar el terreno perdido ante los protestantes. Este período significó el fracaso de la conciliación entre católicos y protestantes, consolidando las posturas católicas y su oposición a las reformas protestantes.



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